Fichas - El Camí dels Pelegrins de les Useres

Fichas - El Camí dels Pelegrins de les Useres

Cartografia del Camí dels Pelegrins de les Useres  
 
En el municipio de Useras, en la comarca de l’Alcalatén, y como muestra de una secular costumbre conservada gracias al fervor popular, el último viernes del mes de abril se celebra una singular procesión penitencial en la que participan vecinos de esta población, agrupados en la Asociación Peregrinación de les Useres a Sant Joan de Penyagolosa.
 
Es esta una tradición muy arraigada en la comarca y que sigue un meticuloso y calculado procedimiento, que pervive posiblemente sin cambios desde el siglo XIV, y que tiene establecidos de forma secuencial, precisa y ordenada cada una de sus celebraciones, descansos, comidas y actos. La peregrinación se hace en estricto silencio, únicamente acompañada por un grupo de cantores que entonan antiguas melodías tradicionales. Al paso de la procesión, los vecinos barren y adornan la senda de flores y hojas verdes para homenajear a los trece peregrinos y su complejo séquito.
 
El Camí dels Pelegrins de les Useres es el recorrido tradicional que estos peregrinos realizan, a lo largo de 35 km. aproximadamente, y con un desnivel acumulado de más de 1.000 metros. En su peregrinación anual suben desde Useras hasta el santuario de Sant Joan de Penyagolosa, situado en el Parque Natural del mismo nombre, parando en Sant Miquel de les Torrecelles, donde se celebra misa y se descansa, para continuar por Chodos hasta Sant Joan de Penyagolosa, donde pernoctan los peregrinos, para volver el día siguiente al punto de partida. En su sinuoso trayecto, atraviesan los términos municipales de Useras, Lucena del Cid, Chodos y Vistabella del Maestrazgo.
 
Este camino, en el tramo de Chodos a Sant Joan, es recorrido igualmente por la rogativa de Chodos cada año, el sábado de Trinidad, para regresar el mismo día.
 
Además de su sentido religioso y místico, el camino ha servido como vía de comunicación comarcal desde antaño. Por este motivo, en algunos tramos coincide con distintas vías pecuarias y es posible encontrar a lo largo del recorrido diversos yacimientos arqueológicos, masías, ermitas, castillos, fuentes y cruceros (peirós). Todo ello supone un importante patrimonio arqueológico, arquitectónico, cultural y etnológico, vinculado al propio camino.
 
En cuanto al aspecto natural, el camino discurre a través de un paisaje formado por escarpadas lomas dispuestas paralelamente a la costa, con profundos barrancos y amplias áreas de matorral, carrascales y pinares. Su importante desnivel permite disfrutar de un cambio progresivo de la vegetación, que se adapta gradualmente a la altura y, por lo tanto, al rigor climático continental de la montaña.
 
En este gradiente altitudinal se pasa por varios pisos de vegetación. En las partes más bajas destacan las formaciones dominadas por la carrasca (Quercus rotundifolia) y el pinar de carrasco (Pinus halepensis), situados por debajo de los 1.100 metros. Alrededor de esta altura y en las zonas más frías, expuestas y de suelos más pobres, aparece la sabina albar (Juniperus thurifera), en sus características formaciones de estructura adehesada, con o sin presencia de la carrasca. A mayor altitud, con el incremento de las precipitaciones, esta vegetación es sustituida por los quejigares (Quercus faginea) y los pinares de pino laricio (Pinus nigra) y pino albar (Pinus sylvestris).
 
En los últimos años, el uso lúdico, deportivo y recreativo de esta ruta por los ciudadanos ha ido progresivamente en aumento, a la par que la demanda de servicios públicos a los espacios forestales de la Comunitat Valenciana. El Centro Excursionista de Castellón (CEC) fue el promotor, en 1959, de la iniciativa de unir la ciudad de Castellón de la Plana con Useras y utilizar este itinerario tradicional para subir hasta la cima del Penyagolosa (1.814 m.) una imagen de la patrona de Castellón, la Mare de Déu del Lledó.
 
Éste es el punto de partida para la consolidación, después de diversas variaciones, de un interesante sendero de gran recorrido, catalogado como GR-33 y conocido por el sobrenombre de Sendero de la Luna Llena, por ser necesario iniciarlo de madrugada para poder realizar todo su recorrido en una sola jornada, aprovechando la luz del día.
 
Desde cualquiera de los puntos de vista desde los que se quiera analizar la importancia de esta ruta, desde el místico o religioso hasta el recreativo, deportivo, lúdico, turístico o naturalista, todos ellos encuentran su lugar en una ruta que el tiempo y la tradición no han hecho sino agrandarla y enriquecerla cada vez más, si es posible, aportando patrimonio cultural e histórico a un recorrido de por sí destacable.