Cultivo y producción de plantas de especies amenazadas

Cultivo y producción de plantas de especies amenazadas

La flora amenazada valenciana, en concreto las especies que recoge el anexo I del Decreto 70/2009 y en la actualidad la Orden 6/2013, constituyen un grupo muy heterogéneo de especies, sobre todo en lo que se refiere a su biología reproductiva, pero todas tienen en común el bajo número de efectivos poblacionales y la reducida extensión de presencia y/o área de distribución en el territorio valenciano. Además, desde una perspectiva de la propia biología de la reproducción cada especie presenta sus particularidades que, en muchos casos, son un verdadero obstáculo para su recuperación en el medio natural. Ello sucede por ejemplo en Cistus heterophyllus subsp. Carthaginensis (Jara de Cartagena), que cuenta con un único ejemplar silvestre conocido con muy baja capacidad de reproducción sexual.

Las técnicas de producción de material vegetal que se emplean en los trabajos de conservación de estas especies amenazadas son muy variados, ya que el origen y las características tan dispares que pueden mostrar las plantas hacen que cada especie requiera ser abordada por separado, con programas específicos. Diseñados y aplicados de manera individual, desde la germinación hasta el cultivo en vivero,  para poder extraer el mayor partido al casi siempre escaso material de partida con el que se comienza a funcionar. Esta escasez de germoplasma (semillas u otras formas de reproducción) es debida en muchos casos al bajo número de individuos y poblaciones característicos de la flora amenazada, por lo que la recolección de material vegetal de reproducción debe de estar controlada para evitar el empobrecimiento de germoplasma en las poblaciones naturales.

El cultivo de especies vegetales amenazadas se realiza mediante técnicas muy similares a las que se utilizan en viveros convencionales de producción de plantas agrícolas, forestales u ornamentales, pero con ciertas particularidades. Adquieren por ello especial relieve algunos aspectos, entre los que debe destacarse la conveniencia de producir plantas suficientemente adaptables a condiciones ambientales parecidas al lugar de plantación, con una adecuada probabilidad de supervivencia. A diferencia de la producción de planta forestal, la de vegetales amenazados se centra a menudo en plantas de pequeño tamaño, que parten de semillas usualmente menores.

Un aspecto relevante del cultivo y el mantenimiento en vivero de las especies amenazadas es que en muchos casos se carece de antecedentes para especies o géneros similares, lo que aconseja que las actividades se desarrollen en lo posible conforme a un diseño experimental, que permita el testado comparado de técnicas de propagación, eficacia de los tipos de sustrato, optimización del tipo de contenedor, etc., así como su posible efecto a medio pl­azo sobre las plantas cuando éstas se instalen en campo.

La producción en el CIEF de especies amenazadas se realizada mediante el uso del material vegetal obtenido por vía sexual (semillas), asexual (elementos de propagación vegetativa), y en ocasiones a través de una mezcla de ambas.

Propagación sexual; inicio del cultivo a partir de semillas

Salvo algunas excepciones, la reproducción sexual es la vía más utilizada por las plantas para la persistencia de las poblaciones y por tanto de la especie a lo largo del tiempo. A su vez, el proceso reproductivo sexual es el que suele asegurar el mantenimiento y diversificación del acerbo genético, por lo que siempre que sea posible es recomendable el empleo de semillas frente a otras formas de propagación vegetativa, salvo cuando ésta última es la única vía posible.

En la mayoría de los casos, una vez se ha determinado el tratamiento adecuado para estimular la germinación, lo que se realizan son siembras propiamente dichas, para lo que se utilizan envases semilleros o contenedores de cultivo. Los semilleros son utilizados para especies que necesitan un periodo de estratificación (en cámaras frías, germinadoras, fitotrones, etc.) o bien para aquellas que tienen una germinación escalonada, de modo que cada nueva planta se puede trasladar a otro contenedor mediante el repicado a medida que van alcanzando un tamaño óptimo en el semillero. En el caso de especies con semillas de tamaño muy pequeño y/o que presentan una fase de plántula tan delicada que no resiste el repicado, se cultivan directamente en contenedores, sembrándose directamente en grupos de 1-3 o de más semillas por alvéolo.

Propagación asexual; multiplicación vegetativa

Cada una de las células de un vegetal posee la capacidad de multiplicarse, de diferenciarse y generar un nuevo individuo idéntico al original. La multiplicación se produce sobre todo a partir de meristemos o partes vegetativas de la planta, como yemas, raíces o tallos. Las yemas pueden alojarse o quedar protegidas por estructuras de resistencia (bulbos, rizomas, etc.) que en muchas especies entran en una fase de letargo durante parte del año.

En el trabajo con especies amenazadas conviene recordar que, siempre que sea factible, debe aspirarse a obtener la máxima diversidad genética en el conjunto (pool) de plantas de cultivo. Esta máxima también es de aplicación a la propagación vegetativa. Ello implica un esfuerzo adicional para las especies que se multiplican a través de bulbos, estacas, cormos, etc., a la hora de la recolección y preparación del material, ya que lo óptimo es reunir una o pocas muestras de cada planta donante, del máximo número posible de ejemplares de la población original.

Mediante esta técnica es posible la producción de plantas para especies que no se reproducen sexualmente o lo hacen de manera muy puntual y con bajo número de semillas. Algunos de los ejemplos más significativos de la flora valenciana lo constituyen el Narcissus perez-larae Aristolochia clematitis.

En otros casos, este tipo de producción de planta ha sido un paso fundamental para la obtención de colección de planta viva y poder así multiplicar las semillas de las que se disponía en la colección de germoplasma, como por ejemplo ha sucedido con Frangula alnus en el territorio valenciano.

 

Micropropagación, mediante germinación y cultivo in vitro

La micropropagación es una técnica de gran interés para la producción de planta cuando no es posible emplear ninguna de las dos técnicas anteriores. Así, el Servicio de Vida Silvestre ha utilizado la micropropagación para obtener clones de especies que han mostrado en algún momento de su gestión verdaderas dificultades para su propagación, como por ejemplo Cistus heterophyllus subsp. Carthaginensis, Aristolochia clematitis, Populus tremula. Estos trabajos los ha desarrollado el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA).

Aunque genéricamente asociemos la micropropagación a la producción clonal, la tecnología del cultivo en tubos de vidrio con sustratos gelificados se puede aplicar sin recurrir a la clonación, conservando la diversidad genética entre las plantas, al introducir en cada tubo una única semilla o la yema de un solo individuo. Esta técnica se emplea con semillas de especies que poseen dimensiones tan reducidas que resultan imposibles de manejar por métodos convencionales, y sobre todo en el caso de las orquídeas. En este último caso, las semillas carecen de endospermo y necesitan asociarse en su germinación a micorrizas, problemas que son suplidos por el medio de cultivo utilizado por las técnicas in vitro.